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Panorama cronológico.
La condición de Lull [1] alquimista no parece haberse cuestionado durante siglos entre los lulistas. A comienzos del siglo XVI la admitían dos lulista famosos:
Januarius (1506).
Jacobus Januarius (Jaume Janer en catalán) fue un monje cisterciense de Santes Creus que admitió la autoría luliana del De quinta esssentia [2].
Doctor enim Illuminatus Raymundus & Ioannes Rupiscise in suis ‘’Quintis essentiis’ asserunt quod celum est quinta essentia respectu quatuor inferiorum essentiarum. Quam quinta essentia semper respectu quattuor essentiarum dicitur, nam illa que ad quintam reducunt essentiam per regressum, semper ad celum superius ascendunt & non inferius ad terram descendunt; quia corruptis accidentibus terre & aque, ratione accidentium ignis & aeris sursum naturaliter ratione leuitatis & subtilitatis tendunt.
Lavinheta (1523).
El franciscano Bernard de Lavinheta expuso la misma idea, aunque su redactado tiene un tono más lulista [3]:
Es enim ratione elementatiue equalitas, vt omnia elementa simplicia sin equaliter gradata in ea, & sit dandum equale pondus, quod medici inuestigant ac etiam arkimiste, a quibus quinta essentia nuncupatur seu lapis philosophorum.
Generaliter hi qui hanc quintam essentiam ignorant, parum aut nihil in philosophia habent, maxime cum non in angulis, sed ubique intellectui se offerat. Ideo si philosophi sunt, non debent eam inuestigare huc & illuc, sed asserere id quod veri philosophi affirmant.
La negación se gestó hacia mitad del mismo siglo, seguramente en Mallorca, y se desarrolló en el siglo XVII, debido al esfuerzo de los lulistas por defender el culto y santidad de Lull, y la ortodoxia de sus obras, para desligarlo de una actividad tenida en España como charlatanería y fraude. En Europa, sin embargo, la alquimia gozaba de un cierto prestigio apriorístico, ya que era estudiada por una parte del sector culto, científico y religioso, que investigaba en ella sus promesas de ser una filosofía y ciencia superior. Esta tendencia se impuso en España entre los lulistas del siglo XVII.
Seguí (1606).
Juan Seguí, canónigo mallorquín, formó parte del séquito de Felipe II en el viaje de este a Portugal en 1581, y aprovechó la ocasión para predisponer al rey a favor de Lull. El rey le pidió que le escribiera un relato sobre su vida, el cual apareció publicado años más tarde con el título Vida y hechos del admirable dotor y martyr Ramon Lull, vezino de Mallorca (1606). Seguí admitió que, en su predicación de una cruzada para recuperar Jerusalén, Lull había estado en Inglaterra, pero rechazó que fuera alquimista.
Cap. 8. Como despues de auer estado tres años en el bosque, fue a ver por que camino se yria mejor y mas facilmente a cobrar la santa tierra de Ierusalem, y del libro que sobre esto escriuio. Y como se engañan los que dizen que escriuio de alquimia, y como bolbio a Tunez.
Despues de hauer estado tres años escriuiendo los grandes contempladores y otras diuinas obras, determinò de hazer vn libro adonde viessen los principes y señores el reparo de la christiandad, y juntamente viessen el camino trillado de caridad, y el orden que en la general conquista se auia de tener, para lo qual boluio otra vez a Egypto y camino toda la costa del mar hasta Ierusalem, de donde atrauessando fue a las Armenias y caminò toda la Syria.
Despues vino al reyno de Boemia, anduuo toda la costa de Bretaña y reyno de Inglaterra, adonde algunos, no se en que fundados, dizen que hizo grande cantidad de oro, del qual ay mucho numero de monedas en aquel reyno, como si la alquimia fuera conforme a su doctrina y solida philosophia, verdadera y fundada en razones muy importantes.
Quisiera tener mas licencia de la que me concede el corto termino de disgression para poder prouar el error en que esta gente alquimista cae acerca desto, y pensando que los libros de alquimia que andan por ay en nombre deste santo sean suyos. Pero esto tengo declarado en la Biblioteca y dado muchas muestras de su engaño.
Quanto al oro que dizen de Inglaterra, solo dare esta razon superficial: Este santo varon andaua muriendo por esta general conquista, no poda acabarla de concertar por falta de los gastos y por no querer deshazer haziendas particulares para bien tan comun y vniuersal. Este principio es verdadero, como se ve en su vida. Luego si està en su mano hazer oro quanto el quiere (como esta gente dize que hizo en Inglaterra), o deuanea y es loco (que es impiedad pensar) o no es verad que hizo oro, pues con el acabara la general conquista. Mas vemos que pide al santo Concilio que la decima de la Iglesia se aplique a esta guerra; pide que todas las religiones militares se haga vna, porque aya hazienda; va pidiendo por Dios, y se le ofrecieron los armenios y aca la gente genouesa. Concluyo, pues, ser grande desatino pensar tal, pues con solo ello pudiera escusar todo lo que daua dificultad a este santo negocio.
Seguí, J., Vidas y hechos del admirable doctor y martir R. Lull Mallorca, Gabriel Guasp, 1606, 18. Ver obra.
Seguí, que era un alquimista desengañado, conocedor del interés de Felipe II por esta disciplina, añadió a estas razones el siguiente escolio:
Esta disgression he hecho no pudiendo detener la pluma, que no la mezclasse a este proposito, mayormente siendo la contraria opinion de alquimistas, a los quales desseo tanto bien como verles salidos deste error. Y no queriendo salir del, quisiera verles tan desterrados del comercio humano como ellos destierran las verdaderas letras y philosophia de su entendimiento.
Y porque no piensen que hablo como ciego en colores, muy de proposito tengo escrita la disputa acerca desto en la Biblioteca[4], quando se examinan los libros de alquimia, si son adulterinos y como falsamente se atribuyen a este santo, en la qual disputa se tratan tambien otras cosas tocantes a la operativa, que traygo grauada en los callos que me causo en las manos cuando seguia la alquimica pertinacia.
Riera (1627).
Juan Riera, franciscano, escribió un Trasumptum memorialis in causa pii eremitae et martyris Raimundi Lulli (1627). La llamada “causa luliana” consistía en la defensa de la ortodoxia doctrinal de Lull y de su canonización ante la Curia Romana, por “síndicos” (legados) enviados desde Mallorca. Seguí había sido uno de estos síndicos; Joan Riera también desempeñó este cometido. El memorial dedicaba una sección a exponer las bases doctrinales, otra a aclarar pasajes conflictivos y una tercera a rebatir las acusaciones de herejía del omnipresente inquisidor Eymerich, y las añadidas por Bzovius y Jansenius.
Eymerich había escrito un Tractatus contra alchimistas [5] donde refutaba la posibilidad de la alquimia con argumentos escolásticos. Su opinión sobre los alquimistas la expresó en la carta dedicatoria a un abad de Rosas (Girona):
Sane homines illi alchimiste communi nomine nuncupati, illi, inquam, sunt fabricatores mendaciorum, seductores animarum, exaustorum marsupiorum, delusores sui maiorum, derrisores sociorum, fures et latrones peculiorum atque comptemptores Ecclesie statuorum.
El tratado responde a ocho “quaestiones”, todas de carácter filosófico, excepto la última, que plantea “si con el auxilio de los demonios este arte puede existir eficazmente”. Las cinco conclusiones de la respuesta son: los demonios no pueden “crear”, ni oro ni nada, ni pueden enseñar a hacer oro; pero conocen los sitios donde lo hay y pueden o bien llevárselo al invocante, o bien llevar a este hasta el lugar.
Hasta donde sabemos, Eymerich no había mencionado la cuestión de Lull alquimista en sus obras contra los lulistas. Tampoco en el Directorium inquisitorum (1376), pero aquí dedicó un breve capítulo a detallar los signos exteriores para reconocer presuntos herejes nigromantes, donde mencionó la posibilidad de que los alquimistas invocasen demonios.
Signa exteriora per quae necromantici haeretici dignoscuntur. […] Nonnulli eorum astrologiae vel alchimiae intendentes, vnde si Inquisitori aliquis deferatur quod necromanticus est, & apparet manifeste quod alias est diuinator, vel astrologus seu alchimista, maximum signum sit Inquisitori de veritate. Nam diuinatores, vt plurimum, expresse vel tacite sunt daemonum inuocatores, astrologi etiam, vt frequentet & alchimistae, vt in pluribus, nam quando non possunt pertingere ad finem intentum, daemonis auxilium quaerunt, inuocant & sacrficant, tacite vel expresse.
En el Directorium, Eymerich había escrito que la doctrina lulista se había divulgado durante 80 años hasta que él personalmente, considerándola muy sospechosa de herética, se informó sobre ella “durante años, con mucho esfuerzo”, y presentó sus conclusiones al papa Gregorio XI, quien la condenó.
¿Cómo llegó a la sospecha de que podía ser una doctrina herética? Eymerich no dio pistas, solo indicó: “Por ciertas razones (ex certis causis)”.
Riera, para defender a Lull de la cualidad –por él considerada indeseable‐ de alquimista, dedicó unos párrafos a rechazar esta posibilidad, apuntando que quizás fue esta lo que motivó la sospecha de Eymerich. Como primer argumento, Riera dio dos citas de obras lulianas auténticas con opiniones contrarias a la alquimia:
[Sección 3, parte 3] Doctrinam Lulli sic suspectam habuit Eimericus, fortasse eo quod existimavit Lullum alchimistam extitisse & quaedam volumina de alchimia edidisse, & inde Lullum haereticum suspicatus fuit, iuxta ea quae scribit ipse Eimericus in Directorio, parte 2, quaest. 9.
Sed Lullus alchimista? Absit. Alchimistarum potius fuit capitalis hostis. Passim in suis libris alchimistas reprehendit; alchimiam refutat, & impossibilem ac chimericam asserit, fallaces alchimistas & saepe raptores, quod propterea monet cavendos ac fugiendos.
Nam De mirabilibus, lib. 6 de metallis, cap. ult. de alchimia dicit impossibile esse per artem convertere unum metallum in aliud.
Et liber De quaestionibus solubilibus per artem inventivam veritatis, quaest. 40[6], per totam dictam quaestionem probat impossibile esse per artem alchimiae convertere unum metallum in aliud, seu aurum verum. Licet per aliqua accidentia, quod non est vere aurum, appareat aurum. Quae accidentia paulatim corrumpuntur & apparet metallum aurum non esse. Et sic ibidem concludit alchimiam chimericam esse & non veram artem.
Otros argumentos se basan en las obras alquímicas: contradicciones doctrinales y de estilo, y fechas tardías. Como autor probable propuso a Raimundo Neófito (o de Tárrega), judío converso, o Raimundus Gaufredus, “qui alchimista fuit & de alchimia tractatus edidit”.
Wadding (1636).
Luke Wadding, franciscano, historiador de la orden, que fue también síndico de la causa luliana, hizo en 1636 una semblanza de Llull [7] en la que, siguiendo la línea de sus antecesores, rechazó que fuera autor de obras sobre alquimia.
His qui vituperant, illud subesse videtur efficax argumentum quod libros plane haereticales & Orco dignos composuerit, de inuocatione daemonum, de secretis naturae, de alchimia & metallorum metamorphosi. Sed hic indigne certe traducitur: qui daemona docet inuocare, opus non huius, sed alterius Raymundi, cognomento Neophiti, hebraeorum rabinni ficte ad fidem conuersi & postea religiosi cuiusdam instituti, de quo agit Franciscus Penan., cuius opera & errores condemnauit longo diplomate Gregorius XI. Aliquid mali proter vicinum malum, eiusdem enim temporis & nominis concordia ducti, plerique, praesertim Bzouius, Raymundo Lullo tamquam notiori affixerunt huius Raymundi Neophiti errores & quod hic scripserit perniciosos codices lullo adscribuntur.
Manifestis autem rationibus conuinco illos, qui de alchimia inscribuntur & qui quoquam modo ad fallacem hanc artem & praestigiosum tendunt laborem, nullatenus esse lullianos. Nullus Lullo magis inuehitur in huiusmodi falsos diuites & veros pauperes, nec artis huius apertius ostendit fallacias:
‐ Libro De quaestionibus solubilibus per artem inuentiuam, q. 40, alchimiam non realem, sed chymericam esse, multis ostendit rationibus.
‐ Libro De mirabilibus, c. 39, probat impossibilem esse per alchimiam vnum metallum in aliud transmutari.
‐ Libro Arboris scientiae, c. “De exemplo fructus arboris coelestialis”, irridet iocose alchimistas, conantes argentum viuum in aurum verum & solidum transformare.
‐ Libro de principiis medicinae dict., secundo cap. de cancro, a suo principe & praedominante planeta Mercurio decipi, ait, alchimistas, quorum marsupia vt plurimum sunt vacua, & lacera, inquit, vestimenta.
Página 160. Ver obra.
Mut (1650).
Vicente Mut, militar y científico (ingeniero, astrónomo) mallorquín, escribió una historia de Mallorca[8] cuyo extenso segundo libro dedicó a la vida de Lull, donde se propuso “desengañar a la ignorancia y la imbidia que temerariamente han emulado la gloria del venerable Raimundo, imponiendole falsas acusaciones y a sus escritos falsas calumnias”.
Mut rechazó las imputaciones de alquimista en el capítulo 15, titulado “El venerable Raimundo Lulio no hizo experiencias chimicas”. Calificó algunas razones de Riera de poco convincentes, pero se adhirió a otras, como las fechas tardías de los alchimica y el rechazo de la alquimia en las obras auténticas, aportando nuevas citas:
[p. 84 ss.] En el Arte magna, part. 9, cap. “De elementativa per principia deducta” dize assi: «Elementativa habet veras conditiones, vt species non se transmutet in aliam speciem, & in isto passo alchimistae dolent & habent occasionem flendi».
En el libro De arbore scientiae, cap. “De quaestione Prouerbiorum florum arboris coelestialis”, pregunta el arte de la chimica si es verdadero y [p. 85] remite la solución al capítulo “De Proverbiis florum arboris coelestialis”, § 6, donde dize: « Sol & Venus Mercurium increpauerunt, qui homines musare facit in argento vivo». Y en el § 8 dize: «Plus valet argentum in bursa, quam in Mercurio».
En el mismo libro, en el cap. “De quaest. fructuum arboris elementalis”, pregunta si por artificio se puede hazer oro de la plata, y responde: «Martellus non producit clauum de seipso, nec medicus sanitatem de seipso producit in patiente».
En el libro De mirabilibus orbis, lib. 6, cap. vlt., “De alchimia”, en el libro intitulado el Felix y en el libro de sus Varias quaestiones, en el cap. “Vtrum alchimia sit in re vel ratione tantum”, prueua largamente que es arte vana y ficticia, y qu el oro chimico no es oro verdadero, aunque por accidente lo parezca. Luego no tiene que ver Raimundo con experiencias chimicas.
Contra esta manifiesta declaracion de nuestro venerable doctor, ay chimicos que porfian y dizen que Raimundo en todos esos lugares habla de la chimica spuria y ficticia, no de la verdadera. Pero (digo yo), por ventura la falsa merece nombre de alchimia? En vno en dichos lugares habla Raimundo de su propia arte general y en esta no cabe la distincion de verdadera y falsa, pues en aquel tiempo no estaba aun adulterada.
Lo peor es que le atribuyen la mas ridicula y la mas insulsa euasion que pueda dar la ignorancia, porque responder al que le pregunta si vna question es soluble por los principios de alguna arte, que no se puede soltar por aquella, y reseruarse para si la distincion de arte spuria o legitima, antes es engañar que satisfazer a vna duda cuya question se pregunta y se propone en terminos propios, no en terminos absurdos, como son los de dificultar por camino fallaz y mentiroso.
Ver libro
Mut refutó con un argumento histórico la pretendida transmutación en Inglaterra al rey Eduardo VI, con la condición de que usara el oro en la conquista de Jerusalén: cuando murió Lull en 1315, este Eduardo apenas tenía tres años.
Esta obra de Mut encontró eco en Europa en el médico y científico filoalquimista Olaus Borrichius (Ole Borch). Su obra De ortu et progressu chemiae dissertatio (1668)[9], es un recorrido cronológico de los alquimistas de todos los tiempos, (desde el remoto Tubalcaín), reducida en general a los nombres excepto contados casos. Aunque Borrichius reivindicó obras y autores alquimistas, su interés eran los aspectos médicos:
[p. 145.] Neque is sum qui Croesi divitias amatoribus artis vel proposuerim vmquam, vel proponam, certus divae Chimiae, praesertim iatricae (quae meae professionis est) alium institutum esse, scilicet, vt arcana Naturae omnis generis pervestiget, ut elementorum intima prescrutetur, ut plantarum abdita proferat [p. 146] in lucem, ut animalium texturas recognoscat, ut telluris opaca subeat, ut farmaca gratiora & subtiliora temperet, ut inspiciat versetque omnia & Creatorem in operibus suis admiretur, laudet, extollat.
Haec perpetua chemiae nostrae opera erunt, hae columnae nostrae Herculeae, quas ultra nec tendere decretum, nec adeo prospicere.
Lull fue el autor que trató la alquimia con más extensión, “irritante Mutio”, “turbante nuper constantem totius Europae de eius [Lullii] scientia chemica opinionem”. Tras hacer un resumen de la vida de Lull escrita por Mut, Borrichius rectificó que la sonada transmutación la hiciera a Eduardo VI, que reinó en el siglo XVI; debió tratarse, por consiguiente, de un Eduardo acorde al tiempo en que vivió Lull, inclinándose por Eduardo I (reinado: 1274‐1307), que estuvo en la Novena Cruzada.
Excurso. La transmutación de Lull.
No sabemos de dónde tomó Mut que el rey inglés fue Eduardo VI. El autor de la difusión de la leyenda, R. Constantinus [10] no dio nombre al rey. La relación de Lull con un rey inglés de nombre Eduardo o Roberto, se encuentra mencionada en varias obras de alquimia lulista [11]. De la transmutación, sin embargo, solo hemos localizado un texto. Wadding [12], relató la relación de Lulio y Eduardo en estos términos:
[p. 160] In libro De 24 experimentis, author, qui se etiam Raymundum Lullium appellari indicat, in prologo narrat quatenus Edwardo Anglorum regi tum adolescenti magnum adinuenerit thesaurum, ut sarracenis indiceret bellum, qui tamen in expugnando Gallarum rege distraxit. Poenitentia [p. 161] vero ductum, ait eundem Edwardum iam senem veniam petiisse iniuste distractae pecuniae.
Según M. Pereira, De 24 experimentis se ha conservado en un solo manuscrito [13], del siglo XVII, por tanto muy tardío, y que exigiría un análisis del contenido para decidir algo sobre la fecha de su redacción. También necesita comprobación el dato, según la cita de Wadding, de que Lull no ofreció al rey oro de transmutación, sino un tesoro.
Wadding citó, como posible origen de la leyenda, un hecho presentado como histórico por Thomas Walsingliamus (T. Walsingham, 1272‐1381): el descubrimiento de un tesoro en Gales por un “médico sarraceno”. No es imposible que esa leyenda tomara la deriva que indicó Wadding, aunque el rey Eduardo III no aparece en el relato de Walsingham [14]:
Venit eo tempore quidam medicus sarracenus ad comitem de Warenna, petens licentiam capiendi quendam serpentem in dominio suo in partibus Wallia, in loco quei Brunfeld appellatur. Qui, cum per incantationem cepisset serpentem, dixit esse in caverna, loco vicino ubi serpens habitaverat, magnam summam thesauri. Quod audientes viri Hereford , consilio cuiusdam lombardi qui vocabatur Petrus Pikarde, fodere coeperunt illic. Et reperientes verum esse quod sarracenus praedixerat, illuc in noctibus saepius convenerunt, donec explorati a famulis dicti comitis capti sunt et carceri mancipati. Comes vero non modicum lucrum sumpsit ex hoc facto.
Ver obra
Una obra de alquimia lulista que menciona el mismo hecho, pero referido a la transmutación, tiene el título de Experimenta [15], que quizás sea una refundición de la obra mencionada anteriormente: no tiene el prólogo mencionado por Wadding y se compone de 34 “experimentos”. El experimento 13, presentado por “Lulio” como enseñado por Arnaldo en Nápoles, es un largo proceso que parte del mercurio sublimado con vitriolo, del cual, por un complicado procedimiento que incluye otras sustancias como aceite de tártaro, cal viva, y una sal derivada del crémor tártaro preparado según lo explica el primer experimento, se extrae un agua mercurial capaz de disolver la plata, calcinada con mercurio y sal. Con esta agua y la plata calcinada se prepara un menstruo disolvente del oro, calcinado de la misma manera que la plata. Sigue una muy complicada y larga serie de operaciones, con estas y otras sustancias, que finaliza con la obtención de una “piedra dura, brillante como un diamante”, que, si se quiere, puede multiplicarse en virtud. Fundida con 14 partes de oro se convierte en una medicina que transmuta en oro el mercurio o cualquier metal.
Si ese oro tiene exceso de color, se le puede rebajar con cobre o plata. La explicación acaba así:
Hoc operati sumus pro rege anglico, qui finxit se contra Turcam pugnaturum & postea contra regem Galliae pugnauit, meque incarcerauit & tandem euasi. Caueas ego fili ab his.
Otra mención de la transmutación presumiblemente muy antigua, pero con los mismos problemas de datación, se encuentra en una obra externa al corpus alquímico lulista. Se trata del Testamentum de Cremer, que se pretende de los años 20‐30 del siglo XIV. La existencia de un Cremer abad de Wesminster es negada por los eruditos; desconocemos si existe algún manuscrito antiguo de este texto ni si ha sido datado con argumentos críticos.
En 1617 Maier citó el relato de Cremer de su relación con Lulio [16], refiriéndose a la obra como “in tractatu quodam latino”, sin dar título. Al año siguiente dio la primera impresión de esta obra [17].
La única aportación académica que conocemos se debe a Taylor, en 1949 [18], quien señaló una versión inglesa en el códice Ashmole 1415, donde el autor, sin nombre, se presenta como “un discípulo de Lull”:
“Translation of a book of the transmutation of metals, written in the time of Edward III by a disciple of Raymund, in five chapters, with a charge addressed to his successors, a preface, a prayer and a latin hymn prefixed, and various chemical operations following” [19].
Taylor dio la transcripción del comienzo, relativa a Lull y señaló que había algunas divergencias con la versión latina, pero en este pasaje ambas versiones tienen una correspondencia literal.
Ed. de Maier (1617 y 1618). | Ed. de Taylor (1949) |
Quanto magis legi magis erraui, vsquedum in Italiam diuina prouidentia me contulerim, vbi Deo optimo maximo[20] visum fuerit me in sodalitium vnius viri, non minus dignitate quam omni genere eruditionis praediti, Raymundi nomine, destimare, in cuius sodalitate diu remoratus sum, sicque fauorem in conspectu huius boni viri nactus sim quod ille aliquam partem huius tanti mysterii aperuerit. Propterea illum multis precibus ita tractaui quod mecum in insula veniret mecumque duos annos manserit. In cuius emporis tractu sum absolutiue totum opus consecutus. | I came into Italy where it did please the most high and mighty God to bring me in company with a man no less endowed with dignity than all kind of learning, whose name was Raymond, in whose company and fellowship I stayed long to the end that he should open part of this great mystery unto me. And furthermore I handled him with many entreaties that he came with me into this island and stayed with me two yeares in which space of time I got and obtained all the work. |
Posteaque hunc virum egregium in conspectu inclitissimi regis Edouardi deduxi, a quo merita dignitate recipitur & omni humanitate tractatur. Ibi multis promessis, pactis conditionibusque a rege inductus, erat contentus regem promissione diuina sua arte diuitem facere. Hoc solummoduo conditione, vt rex in propria persona aduersos turcas, inimicos Dei, bellum gereret impenderetque super domum Domini, minimique in superbia aut bello gerendo aduersos christianos. | And furthermore I brought this excellent man into the sight of the most famous K. Edward, of whom he was most worthily received and kindly entertained. And being there with many promises, covenants and agreements moved and persuaded by the king, he was contented by the sufferance of God with this art to enrich the king, upon this only condition that the king in his own person should fight against the Turk, the enemies of God, and that he should bestow somewhat of the house of our lord, and nothing in pride or warring against Christians. |
Sed (proh dolor) hoc promissum erat irrritum a rege violatumque. Tun ille vir pius in spiritibus penetralibusque cordis sui afflictus hinc trans mare lamentabilique miserabilique more aufugit, quod cor meum vrit non mediocriter. | But (oh for sorrow) his promise was broken and violated by the king. Then that holy man sore afflicted in spirit, and secrets of his heart fled hence beyond the sea in most lamentable and miserable manner wich burneth mine heart not a little. |
Al final, el copista indicó: “There did want a leaf in ye copy. The copy was very ancient and in parchment”. Taylor señaló que Cremer no era mencionado por Ripley ni Norton, pero a partir de esta nota, consideró que la historia debía ser “fairly old”, y dio como fecha aproximada no mucho después de 1400. Este razonamiento no es conclusivo para la fecha ante quem, que podría ser más tardía.
En su obra mayor, Lucidario o Summa maior, Cristoforo Parisiense (fl. 1475), el más famoso de los alquimistas lulistas con nombre, dio una variante de la leyenda más detallada, aunque tampoco aparece la prisión de Raimundo. Las obras de este autor, escritas en italiano, fueron traducidas inmediatamente al francés, y se difundieron manuscritas con redacciones diferentes en ambas lenguas. Se hizo una traducción al español hacia 1612 y a mediados del siglo XVII fue traducido al latín [21].
London WL ms. 514 (1507). | Madrid BNE ms. 2151 (1612). |
[53r] [Raymundo] nel tempo suo fece infinitissime libri de auro alla sacra maesta de re Adorado, aquello tempo re de Anglia, acio che lui andasse in Barbaria et incominciasse a sottometere quelli populi a honor de dio, et lo predicto re cum octocento naue ando a sottometere [53v] la Francia cum molta aduersione di sangue. | [48r] [Raymundo] en su tiempo hiço multitud de libras de oro para el rey Eduardo de Inglaterra, para que fuesse a la Berueria y començasse a sojuzgar aquellos pueblos a la honra de Dios, y el dicho rey con ochoçientas naues fue a sujuzgar la Francia, con gran derramamiento de sangre. |
Et inde esso Raymundo fo molto grauio et alla ritornata del re lui si dolse uerso la maesta sua et lui disse: ‐ Attendi pur affar del altro auro che andarimo dopo questa altra uolta in Barbaria. Io al presente o sottoposto questo re per che dubitaua de lui. | En lo qual Raymundo se disgusto, como era raçon y a la buelta del rey se le quexo y le dixo: ‐ Buelua a hacer mas oro, que sin falta ire esta vez a la Berueria. Que al presente e conquestado este rey porque tenia sospecha del. |
Et Raimondo che intese la sua malitia gli dette bone parole et leuasse do poi cautamente. | Y Rraymundo, que entendio la maliçia del rrey, y respondiole con buenas rraçones y despues cautamente se fue de sus tierras. |
Marçal (1673).
Francisco Marzal (Francesc Marçal), franciscano nacido en Menorca, fue catedrático de la Universidad de Mallorca, prolífico escritor de obras sobre las doctrinas lulianas armonizadas con el escotismo [22] y nombrado postulador de la causa en 1645.
En la obra Breve memorial [23], Marçal reunió citas y resúmenes tomados de obras de Lull [24], “el salamandra español, viviente en el fuego de el amor divino, Raymundo Lulio […] en que se comprueva el incendio de su affectuoso desseo de morir martyr de Christo”.
A pesar de no tener relación ninguna con el tema del martirio, Marçal dedicó al tema de la alquimia el punto segundo, que tituló “Reprobación de la alquimia” [25]. Como tantos otros, para Marçal la cuetión la resuelve el mismo Lull en sus obras auténticas:
[p. 25 s.] Y pues tantas vezes el Doctor Iluminado Lulio discurre contra los alquimistas, no devemos ni podemos atribuir á este catholico D. ninguno de los libros de alquimia, pues muy repetidas veces la condena y diçe que es falsa, como puede leer el curioso en la respuesta á la question 25 de Thomas Attrabatense. En el Arte magna, parte 11, sect. 5, cap. 15, pag. 454; parte 9, sect. 8, cap. 1, pag. 258. En el Arbol de la ciencia, titulo “De el fruto del arbol exemplifical”, § del exemplo de “El arbol celestial”. En el Arbol questional, titulo “De las questiones de las flores”, § “De las questiones de los proverbios de el arbol celestial”; y en el titulo “De las questiones de los frutos”, § “De las uestiones de el furto del arbol elemental”. En el libro De las questiones que pueden soltarse por el arte demonstrativa ò inventiva, question 162. En el libro llamado Felix, l b. 6, cap. 4 . En el Arte de la medicina, cap. 20, “De la generacion y corrupcion de los metales”. En el libro de Los principios de la medicina o de Las regiones de la sanidad, capitulo “De geminis”, in fine.
Ver obra
Marçal es el único lulista en dar la referencia de un libro escrito en lengua vernacular, Felix o Llibre de meravelles, llib. 6, “Dels metalls”, cap. 36, “De la alquimia”. Aunque esta obra didáctica está escrita en forma novelada, no puede dudarse que quien habla por boca de los filósofos de turno es el mismo Lull. Su opinión sobre la transmutación fue: «Aytal obra, ell amich, no’s pot fer artificialment, car natura hi ha mester tots sos poders». Si bien esta afirmación deja algo de margen a las interpretaciones preconcebidas, el colofón de Félix parece conclusivo, ya que el filósofo no le objeta nada.
[London BL Add 16428 (1386), 59r] Senyer, dix Felix al philosoph, segons vostres paraules para que uos digats que impossible cosa sia fer transmutaçio de vn element en altre, ni de un metal en altre, segons l’art de alquimia. Cor deyts que negun metall no ha apetit de mudar son esser en altre esser; cor si mudaua son esser en altre esser no seria aquell esser matex, lo qual ama esser. |
[Escorial ms x III. 3 (XV), 88r] Señor, dixo Felix al filosopho, seg unt estas palabras pareçe que uso metal en otro, segunt el arte del alquimia. Ca dezides que algun metal non ha apetito de mudar su ser en otro ser, como non seria aquel ser mesmo el qual ama. |
On be he enteses totes vostres rahons e totes vostres semblençes, mas de una cosa me marauell fortment, ço es a saber, com pot hom hauer tan gran afeccio a la art de la alquimia, si la art no es vera. | Onde bien entendidas vuestras rrazones & todas vuestras semejanças, de vna cosa me maravillo fuertemente, es a saber, [88v] como puede ome auer tan grant afecçion al arte del alquimia, sy el arte non es verdadera. |
A esta última duda el filósofo le respondió con dos apólogos que mostraban que el hombre se deja engañar fácilmente por quienes prometen cumplir sus deseos. Así, a sus ojos, en la alquimia no habia ni siquiera autoengaño: solo charlataneria y fraude.
Custurer (1700).
Nicolás Antonio es el autor de la Bibliotheca Hispana vetus, publicada póstuma en 1696. En el volumen 2, libro 9, el capítulo 3 está dedicado a Lull. La primera parte es una semblanza de su vida y de las vicisitudes de su doctrina. La segunda es un catálogo de sus obras, que abarca primero las auténticas, en número de 321, agrupadas por temas, luego las atribuidas, con 20 títulos, la mayor parte “chimicos”, y finalmente otras pendientes de clasificar.
Este catálogo fue reproducido en la obra Disertaciones historicas del culto inmemorial del B. Raymundo Lullio (1700), considerada la apología más autorizada sobre la ortodoxia de la doctrina luliana. Publicada anónima, fue escrita por el jesuita mallorquín Jaume Custurer, profesor en la Universidad de Mallorca, a instancias de esta, en apoyo de la causa luliana.
El catálogo de N. Antonio citaba el Nomenclator de Constantino, donde este afirmaba haberle “sido mostrado esta clase de moneda” acuñada con el oro de transmutación, llamada todavía “noble de Raimundo”. Para contrarrestar la opinión favorable a la transmutación de Constantino, Custurer insertó aquí una nota marginal que el original de Antonio no tenía y que respondía, por tanto, a su opinión contraria:
Non tamen ei ostensum est aurum illud esse factum a Raymundo. Imo aeque credimus eum umquam extitisse in Anglia.
Sollier (1708).
Jean Baptista du Sollier (latinizado Sollerius), que fue primero redactor y luego director de los Acta sanctorum, publicó en separata una vida titulada Acta Ramundi Lulli (1708), reimpresa en el día 30 de los Acta sanctorum Iunii. Tomus V, Sanctos a die 25 usque ad finem mensis complexus (1709). Sollier, que se decantó por negar también la actividad alquímica de Lull, no hizo aquí aportaciones propias, limitándose a reproducir el capítulo correspondiente de la obra de Mut [26], traducido al latín, y a Wadding.
Custurer y Sollier mantuvieron durante años correspondencia [27], en la que trataron especialmente el tema de Lull alquimista. En enero de 1711 Sollier le escribió a Custurer, que, a raíz de la lectura de sus Acta sobre Lull, había sido invitado por el elector Johann Wilhelm, que auspiciaba la labor de colección y estudio de manuscritos de Lull que, con vistas a su edición, habían emprendido el bibliotecario Büchels y Salzinger, “sacellano abbate qui Lullianae rei intendit longa conferre consilia”.
Según le escribió a Custurer, le pideron dos cosas, la primera, que en el suplemento a las actas de Lulio [28], no recogiera lo que, tras minucioso examen, fuera “non gratum”. Sollier se lo concedió de buena gana, pero para lo segundo, “sospechó que se agarraban al agua”:
Alterum libros spectat, atque hic suspicor aquam haerere. Audiveram aliunde Ser. Elem chimiae pridem in paucis deditum. Idne recreationis gratia faciat an lapidis pilosophici indagandi studio, explorantum non habeo. Vellent itaque viri illi (ita equidem opinor), vellent, inquam, libros chymicos B. Raymundi plane vindicare. Eo enim spectabat praedictus Olaus Borrichius atque item notata accuratissime loca Lulliana omnia in quibus alchimiae favere videtur.
Sollier mantuvo también correspondencia con el elector, al que intentó disuadir de que Lull se hubiera dedicado a la alquimia, basándose en las comunicaciones que le enviaba Custurer, por ejemplo, que la acuñación de los famosos “nobles” fue posterior a Eduardo III, o que Lull nunca estuvo en Inglaterra, rogándole que lo comunicase a Salzinger y Büchels para que le contrapusieran sus razones:
Ego certe quo chronologicum Lullianae vitae curriculum attentius, peritius severiusque excutio, magis magisque persuadeor Raymundum illum, quo de agimus, numquam Angliae limites attigisse.
Id, si Ser. Cels. Vº non satis ad evidentiam probatum a me existimet, demitisse rogo ut per praefatos clarissimos viros rationes proponi imperet, quibus verisimillis reddatur sententia meae oppositae.
Custurer envió a Sollier dos extensas cartas con nuevas contradicciones entre las obras auténticas y las seudepigráficas, en especial sobre el De quinta essentia. Sollier remitió copias al elector con la esperanza de hacerles reflexionar. Pero ni el elector ni Salzinger cambiaban su punto de vista y Sollier contó a Custurier su sospecha de que el elector era alquimista.
Scripsi ad Serum 4 Iunii et 23 Iulii anni proximi elapsi, sed ad neutram epistolam responsi quidquam accepi. Subvereri incipio ne Sermus in eorum etiam sit numero que rosenobles Raymundinos aut viderit aut se vidisse putaverit velitque adeo ex. d. martyris libris metallum huiusmodi extundere.
Y también Salzinger:
[2 feb. 1712] Chimiae perstudiosum atque adeo chimicorum operum Lullo vindicandorum acerrimum defensorem, iam tum perspexi ccum a sesquianno trium audivi de principiis Lullisticis eorumque cum chimicis connexiones multa disserentem futuris opusculum adiecit propria manu descriptum, crassus nimis, ut hic inserantur.
Salzinger (1721).
Salzinger dirigió a Sollier una carta en la que le comunicaba haber recibido de parte del elector las cartas de Custurer, pero que en ese momento estaba inmerso en la preparación de la edición y no podía refutarlo convenientemente. Consideraba que el error de Custurer provenía de su desconocimiento de los libros químicos y que debía instruirse en ellos o al menos suspender el juicio hasta leer su apología:
[22 de enero, 1712] Optarem ut iudicium suum circa librorum chimicorum Lullio ascriptorum fidem tamdiu suspenderet, quusque praefatos libros legisset, intellegisset et cum aliis ipsi vulgi concessis lectis et intellectis contulisset.
Vel saltem editionem apologiae meae, quam his libris praefigam attendere dignetur, quam ipsius censurae tamquam aequo iudici libenter submittam, in qua non coniecturis, sed infallibilibus demstrationibus evincam quod ii libri, quorum catalogum contexam, sint genuini liberi huiuss sapientissimi parentis. Talia enim documenta inquisitione et multorum annorum studio conquisisvi, quorum veritati viri sapientes obistere non potuerunt, nisi pertinacia suis erroribus ultro litare ipsis libeat.
Según se expresó Salzinger, se pensaría que el inicio de la edición era cosa inminente y que incluiría obras de alquimia. Sin embargo la edición se retrasaba y mientras tanto los lulistas de Düsseldorf publicaron un Catalogus omnium librorum magni operis Lulliani proxime publice communicandi (1714). En el prólogo, sin firma pero de Salzinger, se alaba la doctrina de Lull con multitud de superlativos detallados uno a uno. Entre otros, explica que su estilo era inimitable, que era uno de sus argumentos para probar la autententicidd de los alchimica.
Artificiosissima est. Libri Raymundi, licet a multis habeantur barbari, attamen, quod mirum est, tam artificiosa methodo conscripti sunt, ut nemo hactenus Lullistarum D. authorem calamo vel stylo suo attringere potuerit, quod patet ex collatione.
El primer volumen de las obras de Lull apareció finalmente once años después, pero ni ese ni los siguientes albergaron obras químicas.
Ese primer tomo [29] incluyó dos escritos de Salzinger. El primero, titulado Testimonia [30], es una colección autores que emitieron juicios favorables a Lull, clasificados en dos secciones principales: los simples admiradores y los lulistas que buscaron profundizar en el “arte”. La primera parte, formada por citas, está subdividida en grupos, según la pertenencia de los autores: seculares, jesuitas, franciscanos y otras órdenes religiosas. Entre los seculares incluyó la semblanza escrita por Hoghelande [31].
En la sección dedicada a los lulistas (“qui criptis suis Artem excoluerunt, vel similem artem meditati sunt”) Salzinger no dio citas, sino que presentó los autores y sus obras e hizo un juicio de sus ideas lulistas. Está dividida en dos “clases”; la segunda incluye los autores “Qui commentariis suis conati sunt Artem Lullianam elucidare, facilitare, emendare ac perficere, vel simile artem de novo condere”. La primera clase la forman los que “in hac arte fuerunt toga & sago celebres” por haber penetrado en los secretos del arte.
En la primera clase se encuentran varios alquimistas. El primero, de forma inesperada, es Rupescissa, con su De famulatu, que consideró dependiente de “Lulio”.
Ipse vero liber nihil aliud est quam praeclara expositio libri ‘De quinta essentia’ B. Raymundi Llli, cuius tenor verbotenus ferme inhaeret. Multa tamen addidit, quae multam lucem afferunt praelaudato libro De quinta essentia, unde perutile esset hos duos libros simul iunctos habere.
Salzinger citó un pasaje del Proemium donde Rupescissa dirigía sus “revelaciones” alquímicas a los “pobres de Cristo y varones evangélicos”, para que con poco gasto pudieran sanar sus enfermedades, tras haber renunciado a las riquezas siguiendo el evangelio. Salzinger expuso aquí cómo veía él la alquimia lulista: una ciencia para el conocimiento de la naturaleza y, a través de esta, de Dios:
Ex quo textu notare possunt inimici nobilissimae & utilissimae huius scientiae & artis, scilicet, alchimiae, qui putant antiquos sapientes non alio fine, nisi ad comparandas divitias & ad conficiendum aurum illam indagassent, quod longe altiori fine illam inquisierint. Nempe, ut primo quidem perfectam totius naturae creatae acquirerent cognitionem eiusque scirent originem, principia, modos operandi, scilicet, generationem corruptionem, alterationem, transmutationem, regenerationem & reductionem in supremum gradum perfectionis […].
Secundo: ut acquisita scienta rerum visibilium, invisibilia Dei, per ea quae facta sunt, intllectu efficacius perspicerent eorumque excellentia inescati haec priora discerent contemnere & posteriora totis virtibus prosequi […].
Unde tantum abest ut studium alchimiae augeat cupiditatem divitiarum, quod potius illius acquisitio & vera posessio omnem, si quae prius animo insederat, extinguat […]
Quis porro dubitet Deum gloriosum & omnipotentem posse & velle resuscitare & regenerare corpus humanum, si mente perspexerit & visu corporeo intuitus sit ipsi a Deo concessam artem, qua mediante omnium corporum naturalium perfectissimum & maxime incorruptibile homini subditum possit nihilominus corrumpere, in sua principia resolvere, purificare, reconiungere & exaltare ad quemcunque perfectionis gradum, & per consequens mirabili artificio naturae regenerare? […]
Haec & millena alia quae suis discipulis revelat Illuminatus Doctor secreta in sua philosophia, ipsos animavit ad investigandam illam quintam essentiam, de qua superius mentionem fecimus, quaeque est clavis philosophiae Lullianae, a Rupescissa in suo libro nobis clarius exposita.
Sigue Cristóforo Parisiense, “praeclarissimus philosophus, unus inter celeberrimos discipulos Illuminati Doctoris”. Salzinger hizo una magnífica presentación del contenido de los cuatro libros, y se lamentó de la mala calidad de las ediciones impresas de dos de ellos:
‘Apertorium alphabetale‘ […]. Reperitur quidem hic tractatus impressus sub nomine ‘Thesauri philosophiae’ Nicolai Flamelli, cuius sane non est, ut patet ex citationibus, sed mutilus & plane corruptus.
‘Lucidarius seu Summa maior’ […]. Hic liber continetur impressus in ‘Theatro chim.’, vol 6, tr. 4, sed miserabiliter detruncatus & plenus vitiis.
Salzinger acabó esta ficha con una calurosa llamada a aquellos de sus condiscípulos abocados por inspiración divina a tan noble estudio:
Cum praedicti libri multum conferant ad intelligentiam librorum practicorum nostri Illuminati Doctoris, testimonio authoris, cap. 6, Aper. dicentis: Scias fili, quod ego tibi elucidaverim omnes libros ducis nostri Raymundi, eorum frequentem & sedula lectionem suadeo condiscipulis meis, qui vocatione divina sentient se inclinari ad tam nobile & utile studium, nec patiantur se inanibus verbis adversariorum privari tanto Dei dono.
Otro alquimista lulista evocado por Salzinger fue el abate Jean d’Aubry (latinizado Aubrius), famoso fabricante de una medicina universal a mediados del siglo XVII.
Entre descripciones y comentarios, aquí y allá Salzinger intercalaba amables críticas a los contrarios de Lulio alquimista. En la ficha de Rupescissa fue a Juan Seguí, aquí es a Sollier (“amicus mihi plurimum venerandus”), que había tratado de fábula e injuria la atribución.
Porro, si iniuriosum est chimiam scire & practice exercere, iniuriosium est habere scientiam perfectam mineralium & rerum naturalium, iniuriosum est scire generationem, corruptionem, transmutationem, […] Si hoc totum est iniuriosum, contrarium erit iustum, scilicet, esse ignorantem, impotentem, inexpertum & inutilem in omnibus praedictis.
La otra obra de Salzinger, titulada Perspicilia Lulliana philosophica, es una apología de la alquimia, calificada de “perfección de la filosofía del Doctor Iluminado” y “ciencia universal”. En el prólogo, Salzinger no ahorró la retórica: Por razones que expone, hubiera querido no entrar en este tema,
nisi me movisset obligatio erga meum Patrem & pietas erga suso filios, ut gratis darem quod gratis accepi, neglecta & vilipensa vulgi opinione. Auspicatus sum laborem hunc non gloriae cupiditate allectus, sed amore promovendae tam divinae scientiae, qua erigantur, imo rapiantur nobiles animae in cognitionem & amorem sui Creatoris, qua non divitias appetere, sed contemnere, qua se beatos & proximo suo utiles reddere valeant.
Qua denique percipiatur ab omnibus quamtam gratiam & misericordiam Salvator noster impenderit dilectissimae suae saponsae Ecclesiae, cui velut in dotem providit tanta plenitudine largitatis, ut in nullo sibi quidquam deficere posset conqueri, donando illi per B. Raymundum fidelem suum famulum Universalem scientiam, scientiam qua salus animae & corporis potest comparari.
Para explicar el contenido de la obra, Salzinger recurrió a la imagen de la cruz doble (“more catholico usitato”), para cuya contemplación hay dos clases de gafas, unas la filosofía, otra la teología. Aquí tratará de la filosofía, cuyos dos vidrios son la fe natural y la razón natural. Con el vidrio de la fe natural probará la posibilidad de la alquimia y su existencia mediante autoridades de filósofos católicos (cap. 1); lo mismo probará con el vidrio de la razón natural, con razones necesarias y demostraciones infalibles (cap. 2). Con estas lentes probará que Lull supo la alquimia, la ejerció y escribió libros sobre ella (cap. 3), y responderá y dará solución a las objeciones de los que rechazan a Lull alquimista (cap.4). Entre los contrarios seleccionados en este último capítulo estaban Mut y Custurer.
En agradecimiento a su ingente labor editora, la universidad de Mallorca lo nombró profesor, pero ante la imposibilidad de desplazarse, Salzinger abrió una cátedra en Maguncia para la enseñanza de Lull. Los mallorquines enviaron en sucesivos años varios de sus mejores lulistas, quienes decantaron el lulismo mallorquín respecto a la alquimia en la dirección opuesta a la del siglo anterior.
Feijoo (1742).
En el discurso sobre la piedra filosofal en 1729, ya comentado[32], Feijoo se refirió a Lulio brevemente para cuestionar su transmutación en Londres, pero admitiendo, con ciertas reservas, su fama de alquimista:
De Raymundo Lulio se dice que en el Alcazar de Londres, en presencia y de orden del rey de Inglaterra, fabricò oro de excelente calidad, y que de aquel oro se formò un genero de moneda que llamaron el noble de Raymundo. Pero quien lo assegura esto? Roberto Constantino, medico de Caen, en Normandia, que viviò dos siglos despues de Raymundo Lulio[33]. A este citan todos los que refieren aquella historia. Pregunto si en un hecho de esta naturaleza debemos creer à un autor francès tan posterior à èl, no obstante el silencio de todos los autores ingleses anteriores?
Es verdad que Raymundo Lulio escribiò de este arte y assegurò que le sabia (si todavia es suyo el escrito sobre el assumpto que tiene su nombre, y de que yo vì algunos fragmentos). Pero esto nada prueba, entre tanto no consta que alguno por aquellas instrucciones aprende à hacer oro, lo qual no sucederà jamas.
Esta declaración, más acrítica que crítica, no produjo ninguna reacción inmediata. No así la carta que publicó trece años después, donde negaba la eficacia de la sola arte luliana para hacerse “un hombre docto en todas las ciencias”.
2. […] La Arte magna de Lulio, sin perplexidad alguna pronuncio que es enteramente vana y de ninguna conducencia para el fin que su autor propone.
3. […] Raymundo Lulio, por qualquier parte que se mire, es un objeto bien problematico. Hacenle unos santo, otros herege; unos doctissimo, otros ignorante; unos iluminado, otros halucinado; atribuyenle algunos el conocimiento y practica de la chrysopeya ò arte transmutatorio de los demàs metales en oro, otros se rien de esto, como de los demàs cuentos de la piedra philosofal; y finalmente unos aplauden su Arte magna, otros la desprecian. Pero en quanto à esto ultimo es muy superior el numero, como la qualidad de los que desestiman à Lulio, al numero y calidad de los que le aprecian.
(Cartas eruditas (1742), carta 22, “Sobre la arte de Raymundo Lulio”).
Flandes (1743).
Luis de Flandes, lulista capuchino nacido en Bélgica, publicó El antiguo académico contra el moderno sceptico (1743), dedicada a Mañer. Su propósito era la “defensa de las ciencias”, según el título. El “escéptico” era Feijoo, el “académico” era Lulio.
El libro empieza con una extensa Apologia por la persona y doctrina del V. Raymundo Lulio, a cargo de los capuchinos M. de Tronchón y R. de Torreblanca. No es difícil imaginar a quien va dirigida la invectiva del comienzo[34]:
Cada día recàen los necios en la que san Cirilo (in Ioan. 21) llama costumbre de los fatuos, murmurando de la mas sublime doctrina, que no entendieron. […] Quantos han maltratado la muy alta doctrina del venerable doctor y maestro Raymundo Lulio, hasta destemplarse con su venerable persona?
Los apologetas niegan la veracidad de la prácticamente única crítica de Feijoo en la carta, que con la arte magna se aprendan todas las ciencias, y aseguran que Lulio aprendió alquimia sin recurrir a ella.
[p. 3] Si los impugnantes del Arte magno de Raymundo hiciessen reflexion sobre haver ido èl mismo, ilustrado de Dios, à estudiar la gramatica, medicina y alchimia, bastara esta sola consideracion para no entrar en el vulgar error de assegurar que el Arte universal enseña todas las ciencias, siendo contra la practica del mismo autor del Arte, que aprendiò algunas despues de iluminado.
Para refutar la afirmación de Feijoo de que el número y calidad de los partidarios de Lulio era muy inferior a los que lo desaprobaban, los autores extrajeron y resumieron algo más de cien testimonios de la lista de Salzinger.
Por su parte Flandes se propuso la “defensa de la física pitagórica” en siete discursos, contra opiniones de Feijoo expuestas en diferentes lugares. El último discurso (7º) lo dedicó a la piedra filosofal, en general tomando sus ideas de Salzinger.
Un ejemplo de la defensa de Lull alquimista y del tono argumentativo es el siguiente, donde viene a decir que las citas en que Lull parece hablar contra la alquimia, deben ser entendidas adecuadamente:
[p. 196] 288. Con lo dicho se resuelve la objecion sacada del Arte general ultima: (u) Que la elementativa tiene sus verdaderas condiciones para que una especie no se transmude en otra, y en este passo (dice el sapientissimo M.) se conoce que los alchimistas tienen ocasion de llorar.
Llama alchimistas a los sophistas, y como la transmutacion no pertenece a la elementativa, por ser propia accion de la vegetativa, nacen las lagrimas de los fatuos chymicos de la ignorancia, por no saber como la vegetativa, que esta en potencia en la elementativa de los metales, pueda reducirse a la actualidad.
(u) Elementativa habet veras conditiones ut una species non transmutet se in aliam speciem. Et in isto passu cognoscitur quod alchimistae habent occasionem flendi. Raym. pars 9, sect. 8, De element., cap. 1, n. 8.
Siguiendo fielmente a Salzinger, Flandes prueba primero la realidad de la transmutación recurriendo a autores incuestionables. El primero Alberto Magno; el segundo Pedro Bueno Lombardo Ferrarés. Con este autor Salzinger había cometido el error de identificarlo con Pedro Lombardo, llamado el Maestro de las Sentencias; error extraño, puesto que ambos autores están separados por 200 años y la Margarita de Bono está fechada con claridad a mediados del siglo XIV. Según Salzinger, en palabras de Flandes, Bono
en su Margarita preciosa tomò tan de su cuenta la proteccion de la alchymia, derribando las dèbiles razones de los negativos inconsistentes, que demostrò con razones insolubles, con la autoridad de los antiguos philosofos, y con abundancia de argumentos, no solo ser possible, sino tambien existente, tanto que hasta ahora ninguno se ha atrevido a responder ni a hacerse cargo de tal libro.
El tercer lugar (se supone que cronológico) lo ocupa
mi sapientissimo Lulio, que pudiera, à no estàr antes de èl inventada, ser inventor, como es Principe de la alchymia, no solo en quanto a las transformaciones de los metales en oro, que es la parte exemplar y mas excelente en las operaciones metalicas, sino tambien en quanto à la chymica universal y medicina.
Feijoo respondió a los autores de la Apología y a Flandes en años diferentes, no sabemos por qué[35], pero manteniendo y defendiendo sus anteriores opiniones alquímicas.
Pasqual (1749).
Raymundo Pasqual, cisterciense mallorquín que estuvo en Maguncia oyendo a Salzinger, escribió dos tomos[36] criticando las opiniones de Feijoo sobre Lulio. El tema alquímico lo trató en el primer tomo (Discurso 3, § 12). Para Pasqual, “fican innegable la verdad de la chrysopeya las mismas obras [lulianas]” y, tomándolo de Salzinger, presentó como testigos de transmutaciones al elector de Düsseldorf y al emperador Leopoldo.
Para indicar que en este tema lo que importa son los hechos y no las palabras, Feijoo había dicho que no se sabía de nadie que se hubiera enriquecido con la alquimia. Pasqual respondió con el argumento, ya visto, de que lo que importa no son las riquezas, sino la ciencia y la medicina:
83. 2. Ni el fin de estos verdaderos professores es el enriqueceerse, pues logran con esta ciencia mayor tesoro, sino intentar con una solida y sensible experiencia conocer intrinsecamente la naturaleza, registrar sus fuerzas, medir sus actividades, aumentarlas o disminuirlas en lo que fuesse necessario, y en fin saber exactamente lass causas de todos los efectos naturales.
Este conocimiento les enseña el modo de hacer unas poderosas medicinas para todo genero de enfermedades, exaltando las virtudes de los mixtos à aquella graduacion que las venza, hasta llegar à la medicina universal, que una sola alas rinde a todas y prolonga la vida, preservandola de los accidentes que la pueden molestar.
84 Bien sè que el Rmo. Feijoò tiene tambien por fabulosa la medicina universal, pero sin mas razon ni convencimiento que los que simplemente la niegan. Los experimentos que pone al publico Mons. Cottet en Paris, convencen de universal à su medicina, pues segun arguye el mismo, una sola cura tantas y tan varias enfermedades.
Lo mismo manifestaba en España, algunos años ha, don Luis Adrete y Soto (al que passè en silencio al tratar de los discipulos del B. Lulio) en los tratados que publicò de su agua de vida. Lo que igualmente y con mas amplitud demosnstrò de su Archeo el abad Aubry en el Theatro de Parìs. Y siendo estas pruebas experimentales tan autenticas, quitan al parecer toda duda.
La respuesta de Feijoo en 1750 [37] no tocó el tema de la alquimia.
Debate Fornés‐Bordoy.
Tres años antes que Pasqual, había salido en defensa de la doctrina de Lull contra Feijoo otro discípulo de Salzinger[38] en Maguncia, el franciscano mallorquín Bartolomé Fornés [39].
En la carta sobre el arte de Lulio [40], Feijoo había escrito: «Raymundo Lulio, por qualquiera parte que se mire, es un objeto bien prolematico»: para unos es santo, para otros hereje, doctísimo o ignorante, iluminado o alucinado;
atribuyenle algunos el conocimiento y practica de la chrysopeya ò arte transmutatorio de los demàs metales en oro; otros se rien de esto, como de todos los demàs cuentos de la piedra philosofal.
Fornés dedicó un capítulo [41] a defender que «Lulio supo y enseño en sus libros indubitados a sus discipulos tan noble practica, no solo de chrysopeya y piedra philosofal, mas aun de medicina universal, que es de estos el fin». Su contenido es, en conjunto, una divulgación de los argumentos de Salzinger, con muy pocos aportes personales, exceptuada la selección de los datos. En la parte inicial citó siete autoridades y luego un breve alegato contra los “misochimicos” Sollier y Wadding. Aquí Fornés confesó que tiempo antes él había pertenecido a este grupo.
25. […] Non posssum non ingenue fateri me aliquando inductum, vel potius seductum tanta authoritate, tot virorum alioquin doctissimorum, putasse alchimiam esse nigromantiam. Sed Deo favente & re melius introspecta video non esse peiorem nigromantiam quam nigram ignorantiam.
([52v] 27. […] No puedo dexar de confessar que yo en algun tiempo inducido, o por mejor dezir, engañado con tanta authoridad de varones por otra parte doctissimos, pensaba que la alquimia era nigromancia. Pero con el favor divino y mirada mejor la cosa por adentro, veo que no hay peyor nigromancia que la negra ignorancia.)
A continuación pasó a criticar a Feijoo en el Theatro 3, aportando nuevas autoridades (Alberto Magno, Arnaldo, Roger Bacon) y citas del Testamentum de “Lull”, para dar un ejemplo de los conocimientos alquímicos prácticos de este. Aunque Feijoo no había mencionado la medicina universal, visto que otros la negaban, creyó conveniente dar un argumento a favor:
43. Que hanc negant, videant quid accidat atheo qui negans summum bonum quod est Deus, cogitur affirmare inferiora bona, quae corporali sensu attingit, & sic affirmat infinitam vacuitatem & plenitudinem finitam.
Sic similiter in medicinis particularibus, quas videmus esse bonas, cogimus affirmare esse inferiora bona in linea medicinali. Ergo, ne dicamus Deum reliquisse maiorem vacuitatem in medicina, & in ipsa non posuisse signum suae summitatis omnia regentis, debemus affirmare universalem medicinam regentem & animantem omnes medicinas particulares. Hanc invenit B. Raymundus in vasis philosophorum & fecit, ut ex suis libris & suorum discipulorum testimonio convincitur.
([55v] 44. Los que la niegan, vean lo que sucede al atheista, que negando el Summo Bien, que es Dios, se ve obligado a confesar los bienes inferiores que alcança por el corporal sentido, y assi affirma infinita vacuidad y plenitud finita.
De semejante modo en las medicinas particulares, que vemos y sentimos ser buenas, nos vemos obligados a confessar que en la linea medicinal hay inferiores bienes. Luego porque no debamos dezir que Dios dexò mayor vacuidad en la medicina, y que en ella no puso signo de su Summidad Suprema que todo lo rige, debemos affirmar que hay medicina universal que rige, anima y vivifica las medicinas particulares. Esta hallò el B. Raymundo Lulio en los vasos philosophicos y la practicò mediante la chrysopeya, como se convence de sus libros y de sus discipulos y del testimonio de todos.)
Mucho después, hacia 1782, con la avanzada edad de 90‐91 años, escribió una apología de la alquimia titulada Fiel noticia de la verdad de la alquimia practicada por el Dr. Iluminado, el beato Raymundo Lulio segun su arte, dirigida a Mariano Bordoy, prior del convento carmelita de Palma, lulista impugnador de Lull alquimista. En esta obrita B. Fornés suministró diversos datos sobre su actividad como lulista, que le costó cuatro destierros de Mallorca.
[1] La grafía del apellido usada en estudios académicos es Llull. Nosotros utilizaremos indistintamente las grafías antiguas: Lullus (lat.; es raro Lullius); Lull (cat.), Lulio (cast.).
[2] Januarius, Ars methaphisicalis naturalis ordinis arboris nature (1506), aquí cap. 19.
[3] Practica compendiosa artis Raymundi Lulli (1523), f. 38v.
[4] Esta obra de Seguí es desconocida hasta el presente.
[5] Finalizado en 1396. Editado y traducido por S. Matton, “Le traité Contre les alchimistes de Nicolas Eymerich”, en Chrysopoeia 1 (1987), pp. 93‐136.
[6] En el códice Palma ms 1028 (s. XV), la “quaestio” dedicada la alquimia, titulada “Utrum alchimia sit in re vel in ratione tantum”, tiene el número 165 (en margen, por una mano tardía); en la edición maguntina, tomo 4 (1729) es la 166.
Los argumentos de Lull están basados en los principios de su ars (bonitas, magnitudo, etc.), y su negación de la alquimia no admite duda, pues varias veces repite como conclusión: “Alchimia non sit in veritate rei”.
Una idea interesante de Lull, pero sin influencia y que tardaría siglos en ser expuesta de nuevo, es que cada metal es perfecto en su especie, es decir, niega que unos sean más perfectos que otros, y asegura que los metales se oponen a ser cambiados en otra especie tanto como lo hace un animal o una planta.
[7] Lucas Waddingus, Annales minorum, Tom. 3 (1636), anno 1315.
[8] Con el título Tomo II. Historia del reyno de Mallorca (1650). Mut lo concibió y presentó como la continuación (“segundo tomo”) de La Historia general del reyno baleárico (1631) de J. Dameto.
[9] «Uno dei monumenti dell’erudizione alchemica del Seicento», M.Pereira, “Il santo alchimista. Intrecci leggendari attorno a Raimondo Lullo”, Micrologus 21 (2013), 471‐516.
[10] Nomenclator (1555).
[11] Cf. M. Pereira, “La leggenda di Lullo alchimista”, en Studia Lulliana 27 (1987), pp. 145‐163.
[12] Chronica, ob. cit., págs 160‐161.
[13] El BSB Clm 10590, art. cit.
[14] Historia Anglicana, Vol. 1 (1863 H. T. Riley ed.), A. D. 1344, pág. 264, “De quodam casu mirabili”.
[15] El título completo que le dio su editor, Toxites, es Experimenta Raymundi Lullii Maioricani, pjilosophi doctissimi, in quibus verae philosophiae chymicae operationes clarissime traduntur, impresa en Lullus, Libelli aliquot chemici (1572). Al final aparece como fecha de composición 1330.
[16] En Symbola aureae mensae (1617), lib. 19, dedicado a “Raymundo Lulio, hispano” (pág. 413 s.).
[17] En Tripus aureus (1618). Dos obras de la triada son traducidas, pero la de Cremer estaba originalmente en latín.
[18] F. S. Taylor, The alchemists (1949), cap. 10.
[19] Fuente: W. H. Black, A descriptive, analytical and critical catalogue of the manuscripts bequeathed unto the University of Oxford by Elias Ashmole (1845).
[20] Esta manera de designar a Dios, copiada de fórmulas romanas, común desde el Humanismo, no se encuentra en la Edad Media.
[21] Hay una traducción al latín del Lucidario en Theat. chem. 6 (1661).
[22] «A través de la obra de Marçal se llega a una síntesis profunda entre Escoto y Llull, a la vez que se dignifica la obra y la memoria del Doctor Iluminado a través de las apologías destinadas a obtener su beatificación» (R. Ramis Barceló, “Un esbozo cartográfico del lulismo universitario y escolar en los reinos hispánicos”, en Cuadernos del Instituto Antonio de Nebrija, 15 (2012), 61‐103; aquí pág. 90).
[23] “Breve memorial, escuela de el divino amor, o Relacion compendiosa de el fervoroso desseo y affecto grande que el bienaventurado martyr Raymundo Lulio, de la Tercera Orden de S. Francisco tuvo al martirio, procurando se dedicassen clerigos y religiosos doctos à la predicacion evangelica y conversion de los infieles, en que brevemente se defiende este preclarissimo doctor de las imposturas tan agenas de su santo zelo y obediencia perfecta à la Santa Iglesia Romana”.
Publicado en F. Marzal, Resolutiones quaestionum […] super quatuor libros Magistri sententiarum, sive Summa Lulliana (1673). Lull había escrito una obra en la que explicaba a un eremita confuso algunas de las sentencias de Pedro Lombardo de difícil entendimiento. Esta obra había sido publicada y reeditada anteriormente con el título Quaestiones dubitabiles super quattuor libris Sententiarum (1491; 1507), pero Marçal consideró que ambas impresiones estaban llenas de errores, la segunda más que la primera, y es esta obra trató de corregir esos errores.
[24] En especial del Llibre de contemplació de Deu.
[25] Aunque con este título, la mayor parte del punto está dedicada a analizar el problema de la fecha de su nacimiento y de los años que vivió, para refutar que pudiera escribir las obras químicas fechadas.
[26] Cap. 11. “Ostenditur beatus Raymundus nihil exploravisse periclitatione chimica, ex Vincentio Mut”.
[27] La correspondencia conservada comienza en 1710, publicada en A. Gottron, L’edició maguntina de Ramón Lull (1925), “Appendix”.
[28] Este suplemento apareció en dos tomos en 1715 y 1717, pero Sollier ya no publicó nada nuevo sobre Lull.
[29] Beati Raymundi Lulli, Doctoris illuminati et martyris, Operum tomus I (1721).
[30] Título completo: Testimonio virorum illustrium dignitate, pietate, doctrina & eruditione conspicuorum, quibus Artem & Scientiam beati Raymundi Lulli, Doctoris illuminati depraedicant, miris laudibus exornant, illam coelitus acceptam testantur, contra melevolorum insultus tuentur & ingenuis suae salutis ac vera scientia amatoribus commendat.
[31] En De lapidis physici conditionibus, obra ya citada.
[32] Theatro 3 (1729)
[33] La obra se titula Nomenclator insignium scriptorum (1555), sección “De chemeia vel alchymia”, p. 167.
[34] La réplica a Feijoo empieza en la página 7 con estas palabras: «No escusa el atrevimiento decir que su persona y doctrina es objeto problematico».
[35] Respondió a la Apología en 1745, carta 13, “Sobre Raymundo Lulio”, presentándola como si hubiera sido editada independiente, con su propia aprobación, pero no hemos localizado tal edición.
A Flandes en 1750, carta 4, “Sobre el libro intitulado El academico antiguo contra el sceptico moderno”.
[36] Examen de la crisis del Rmo. Padre Maestro Don Benito Geronimo Feijoò, monge benedictino, sobre le arte luliana, tomo primero (1749).
[37] Cartas curiosas 3 (1750), carta 26.
[38] Sobre la vida de B. Fornés, v. J. Santanach i Suñol, “La Magúncia de Salzinger i altres records lul∙lians de fra Bartomeu Forners”, Studia Lul∙liana 47 (2007), 141‐174.
[39] B. Fornés, Liber apologeticus artis magnae B. Raymundi Lulli, doctoris illuminati et martyris. Scriptus intus et foras ad justam et plenariam defensionem famae sanctitatis & doctrinae ejusdem ab injuriosa calumnia ipsi inique, opinative & qualitercumque illata (1746).
Fornés preparó también una traducción castellana, con la intención de publicarla, ya que recabó los permisos necesarios, datados en 1749 y 1750, pero que finalmente no llegó a la imprenta. Se conserva en la Biblioteca Pública de Palma, ms. 1083 (finales s. XVIII).
[40] Cartas eruditas (1742), carta 22.
[41] Distinctio 2, cap. 5, “De cognitione practica chrysopoeiae B. Raymundi”
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